Anomalía de febrero.

...Comprendí que esa necesidad intrínsica de proxémia a las doce y cincuenta de la madrugada era la ausencia tácita del tacto. Existirá el deseo previo a la conexión. Realmente existirán esas ganas violentas por la tarde de querer que se haga de noche para seguir existiendo por la mañana y entrar en sintonía. A veces me pregunto qué hago aquí adentro... y ni siquiera entonces la voz interna me rescata de ser prófugo de la inevitable duda. Acto seguido pienso, por iniciativa propia, que si estoy aquí es porque pronto saldrá una esfera brillante que atenderá al nombre Sol y yo tendré dos cuencas dispuestas a dilatarse para aspirar y embriagarme de su energía amarilla. Espera. ¿Y si llueve un poco más tarde? Mejor salgo y busco un paraguas. Café con sal y un vacío amargo por desayuno.
Otras veces respiro por la nariz y me proyecto. Tal vez, en vez de sol, lluvia. Entonces todo sería distinto y toda fuerza natural dentro y fuera de mí le pondría azúcar al café y música de orquesta para adorar al agua divina que cae del cielo. Quién sabrá por qué el semáforo se pone en rojo y la gente se detiene. Según mi percepción, el rojo siempre ha sido un incentivo para avanzar, un estimulante ardiente que te impulsa, quizás a morder o a rasgar, cualquier cosa menos quedarse quieto como un ventilador gris apagado. Voy asimilando como la madrugada me hace más ágil e inquieta; son la una y diecisiete de la mañana y mi edredón no está seco, allá afuera se están matando, aquí adentro hace tanto frío. He escuchado gritos por las calles de mi casa que escupen odio y armas de fuego. Por qué le llamarían de esa forma, no deben tener idea del elemento; de la llama anaranjada y roja que calienta, del sabor potente y fugaz de seguridad que te entra por el cuerpo cuando su fuerza enciende chispas de ancestros y estelas solares. Estoy pensando que han buscado en el vértigo el vacío que deja el hambre, y se han topado con él. ¿Existirá una brecha, un marcado puente, un portal de huida a esta cotidianidad disfrazada de realidades estratégicas y políticas absurdas? Un hombre desnudo que sin creer en el color, viva por la tierra que pisa. Yo durmiendo feliz a la una y media de la madrugada de un febrero triste y moribundo. Manos que se buscan de las manos de los que sujetan a la tierra.. Energía flotante. ¿Y la paz? esa palabra tan corta y menuda de buen aspecto, a la que decidieron vestir de blanco y convertir en propósito de vida. Sí realmente la buscan.. No la están encontrando. Hay colores, ideales, propósitos, metas y desgano.. Divago entre dejar la puerta del sagrado entendimiento entre-abierta o cerrada, a la espera de que mañana, independientemente del clima, sea otro día..(Ahó Metakiase) Cualquier energía pudiera abrirla y fusionarse con mi luz. Mientras tanto, divago...

Allá afuera hay una guerra y yo quiero estar tranquilo.