Me voy meciendo al ritmo de las ramas.
Entre versos naturales,
Se van cayendo las escamas.
Las palabras..me seducen.
Se ha vencido el límite,
De lo prohibido.
He descubierto que el fin es tibio.
Ya no le tengo miedo a tus caderas.
Ya no me aterra ser un péndulo en tus huesos.
Ya no me asusta el quererte tanto.
Ni llevarte de la mano; por las avenidas.
La piel, erizo del mar,
Jugando a recorrer tu océano.
Paseando con su lengua.
Por las calles ciegas que posee tu cuerpo.
Y me mantengo así:
Bordeando la locura.
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