El líquido pretende liberarse de mí,
Escapar del encierro.
Me llora lágrimas de ciego;
Me suplica que me calme.
El vapor brota lento de mi sangre,
intenta despojar de mi piel las heridas.
Moléculas de sólido alineadas perfectamente y circulando por la vida.
y entre tanto;
Ya no siento la furia del relámpago.
Ya no camino desnuda entre ese mar danzante de piedras azules que rasgaban a mis piernas en busca de abrigo.
Ya no sé de las tormentas inverosímiles de mis memorias.
Ya no tiembla la tierra cuando tocas mis pisos.
Y entre tantas palabras:
Ya no te amo,
He dejado de tenerle miedo a la lluvia.
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